En realidad creamos nuestra suerte: 19 de marzo de 2015
Estamos volados sentados al lado de la ruta 27 para hacer dedo. Hoy es un día de mala suerte, pero en realidad creamos nuestra suerte. Fabricamos nuestra suerte. Hay relámpagos al fondo del mundo, un cielo más oscuro, y acá el sol está intentando asomarse por nubes gruesos de color gris. Son las 16:15 y llegamos a este cartel gigante con una plataforma chica para sentarnos a las 14:30.
Anoche había dos hombres borrachos, uno de Bolivia que tenía un acento Chileno por vivir en Chile por mucho tiempo, y el otro era de San Pedro, donde estamos. Este segundo estaba aullando a la luna y nos dijo que es un lobo. Estábamos haciendo camping en un lugar vacío afuera del pueblo, y en el medio de la noche llegó gente que estaba tomando y fumando.
Raúl y yo habíamos dormido mucho ese día, y no podíamos dormir más, pero no había nada que hacer en la oscuridad sin fuego, (no había nada de madera para quemar porque el día antes usamos todo lo que pudimos encontrar, y el clima es tan seco que al comienzo no había nada tampoco) así que intentamos dormir hasta que escuchamos los hombres hablando con otra gente.
Después de que las otras personas se fueron, Raúl salió de la carpa y empezó a hablar con el Boliviano. Yo no tengo confianza en los hombres desconocidos, especialmente cuando están borrachos, así que me quedé en la carpa hasta que, escuchando la conversación, me di cuenta de que el Boliviano era buena onda, una persona real, y el otro, aunque estaba absolutamente loco, no podía hacer nada con el Raúl estando ahí.
Entendí poco de lo que decía el “lobo” y más tarde Raúl me dijo que los dos “se les enredaron el choclo” después de que salí de la carpa y los saludé. El Boliviano hablaba con un acento Chileno antes de que saliera de la carpa yo, lo escuché antes, pero conmigo cambió su acento. El lobo estaba tan loco con trago y quizás droga, que no entendí mucho antes de salir y tampoco después.
Raúl me dijo que cambiaron su acento por mí. Qué raro ese efecto que pasa cuando una mujer entra en un lugar con puros hombres. ¡Me molesta! Me parece que ese cambio es una máscara, algo que bloquea el camino a conocer a una persona. Muchas veces me parece que para conocer a un hombre como mujer, tenés que estar en una relación con él. Me pone triste de cierta forma, o frustrada por lo menos.
Mi relación con Raúl es rara, pero buena. No, quizás no sea tan rara, sólo digo eso por el hecho de que los dos sabemos que no somos compatibles, no queremos estar juntos para siempre. Pero con él me he sentido más cómoda que con cualquier otra persona. Creo que es por tener tanta paciencia y optimismo y fe que todo va a funcionar, y yo quiero ser así. Quiero que nunca me sienta dudosa o cínica o insegura de qué estoy haciendo, y él me enseña esas cosas. Él me muestra que hay suerte en todas partes, y la persona que busca algo lo va a encontrar si tiene confianza en sí mismo y fe que todo es posible.
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