Hitchhiking: 25 de marzo de 2015
Hitchhiking is frustrating when you’re limited on time, when you’ve got to work at midnight and it’s already five-ish and you’ve got a nine hour drive ahead of you. That means you’re already two hours late, and no one wants to give you a ride anyway. Also, your iPod is dead and your charger broken, so how will you let your bosses know?
On the bright side, you have five street dog friends and a pack of cigarettes a dead gaucho gifted you, the cat you talked to earlier emanated good vibes, and the backdrop of misty mountains behind a sea of green vineyard is powerful and enchanting. Do you feel anxious, angry, irritated? Other than a vague boredom permeating the air you’re breathing, maybe you don’t feel anything at all.
Anoche pensé que íbamos a tener que dormir afuera de la estación de servicio. Raúl se fue para hacer pipí y 10 minutos más tarde volvió con una mirada orgullosa y determinada en su cara. Un hombre con un plan, mi tipo favorito de hombre. Si me dices que sabes qué vamos a hacer, ya me gustas y me gustas mucho.
Raúl me dice, “Ya sé adónde vamos.” Dice que vamos a armar la carpa. “¿Pero dónde?” le pregunto. Sólo hay casas acá, ningún lugar para escondernos. La lluvia continúa, las luces de la noche brillan. “Ya vas a ver.” Caminamos un rato hasta que encontramos una casita pobre al lado de la calle. Hay un patio chiquitito con un techo, una puerta vieja de madera, entreabierta, y música cumbia que toca con volumen muy bajo, la única señal de vida. “Estamos acá, maestro!” grita Raúl suavemente, y empezamos a armar la carpa en este patio chico de un hombre desconocido.
Por eso me gusta el Raúl: usa su iniciativa como nadie, mejor que todo el mundo, me parece, y viajar con él es divertido porque siempre encontramos una onda buena, amigos, información esencial, marihuana. Nunca vacila, si hay algo que hacer, lo hace pronto sin indecisión.
Soy una persona tan indecisa que es muy refrescante tener la compañía de una persona que no es así. Quiero que nadie me pregunte, “Qué quieres hacer?” y sólo me diga, “Vamos a hacer esto.” Dale, vamos. Si tiene faso, mejor. Si no le importa que yo sea una fantasma perdida, mucho mejor.
Me encanta escuchar el silencio con otra persona, escuchar el zumbido de mi mente en un espacio vacío, solitario, aislado.
“¿CREI QUE ESTOY PAL HUEVEO TUYO?”
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